Viñeta de J.R. Mora en http://www.jrmora.com/ |
"¿Quién cree poder hacer miel sin compartir el destino de las abejas?"
Esta pregunta retórica la lanzaba Muriel Barbery en su libro La elegancia del erizo, un excelente libro cuya lectura recomiendo fervientemente.
A lo mejor estoy equivocado, pero esta pregunta viene al pelo de la situación que estamos viviendo estos últimos días en España, donde un gobierno prácticamente en funciones aprovecha el relajado periodo estival para poner en marcha una reforma expres de la Constitución, reforma absolutamente innecesaria porque ya en el Tratado de Maastrich se puso un límite al déficit público, reforma poco democrática porque se pretende llevar a cabo sin consultar a los ciudadanos mediante referendum.
Parece que los mercados son las abejas que fabrican miel y que vienen a decirnos a los defensores de la cosa pública que sin ellas no habrá miel, que debemos compartir con ellas nuestro destino. Pero eso no es cierto. Durante décadas, Europa ha avanzado en la senda del Estado del Bienestar sin sacrificarse a los mercados y sin necesidad de imponer ningún sistema excesivamente intervencionista. Basta marcar los límites entre lo público y lo privado, es suficiente con arbitrar un sistema fiscal en el que todos contribuyan al sostenimiento de los gastos públicos conforme a su capacidad contributiva, ¿parece fácil? sin duda no lo és, pero en muchos países europeos se consiguió.
Actualmente, con la posibilidad de refugiarse en sus colmenas de los paraísos fiscales, aquí las abejas han recuperado el mando. Mandan más los mercados que los ciudadanos, mandan más las agencias de calificación que las Cortes Generales, mandan más los especuladores que los Diputados, y los que mandan les han impuesto a Zapatero y a Rajoy una hoja de ruta de la que no deben salirse.
Yo afirmo que toda esta polémica sobre la reforma constitucional oculta una verdad: es posible ajustar las cuentas del Estado sin ningún cambio constitucional (de hecho, se prevé concretarlo en una posterior Ley Orgánica). Afirmo que es posible eliminar muchos gastos innecesarios y acabar con el despilfarro. Afirmo que la legislación fiscal puede servir para recaudar más a los que más ganan/tienen, lo que puede ayudar a equilibrar las cuentas (gastos-ingresos). Todo esto se puede hacer sin esperar al año 2020, que es para cuando se prevé que entre en vigor la reforma consticional.
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